viernes, 18 de febrero de 2011

Es gracioso ver cuando la gente sin gustos y no sofisticadas tratan de actuar como si tuvieran buenos gustos y fueran sofisticadas. Hay un encanto momentáneo e inherente, pero rápidamente pierde su efecto.

Las sutilezas del intento resultan entretenidas. Estas personas se caracterizan por:
  1. Tener un criterio absoluto de lo correcto y lo incorrecto, que de manera poco asombrosa no coincide con su propio comportamiento.
  2. Una moralidad vacilante y precariamente definida, que brinda contenido, o falta de él, al criterio anteriormente identificado.
  3. Ser vagos a escondidas.
  4. Quejarse de que tienen demasiado trabajo imaginario en asuntos frívolos.
  5. Utilizar la expresión "cosas veredes", sin en realidad comprender su significado.
  6. Un desconocimiento deliberado de las cosas sobre las cuales se expresan.
  7. Una habilidad pasmosa para hacerse las víctimas.
  8. Un falso respeto por todo lo que no conocen.
  9. Pensar que todo lo que leen y escuchan, les compete.
  10. Defenderse cuando no los estén atacando.
  11. Tener muchas cosas que no necesitan.
  12. Tener pocas de las cosas que necesitan.
Estas personas típicamente pierden el sentido de la vida, y lo intentan fabricar en un empaque práctico y cómodo que les permita atenuar las exigencias inherentes al existir y atemperarlas a su vagancia innata.

Ustedes saben quiénes son.

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